miércoles, 3 de enero de 2018




"Así pues, la joven se envolvió los muñones de los brazos en una gasa limpia y, al rayar el alba, abandonó la vida que había conocido hasta entonces"


Aunque no recuerdo qué vida conocí, o si la hubo si quiera. Sé que tuve brazos por el dolor inmenso, agudo, punzante que permanece fiel en el lugar que debieron ocupar unas manos fuertes para construir caminos, unos brazos cálidos para acurrucarse en el invierno.No recuerdo qué vida hubo antes y, a veces, cuando trato de recordarlo, la memoria se funde en negro para recordarme que hay cosas que es mejor no recordar si queremos seguir adelante.No recuerdo qué vida viví, pero conozco la vida que vivo suspendida en el vacío, trazada por la ausencia de lo que debió ser.
Entonces, reconstruyo lo que fue como el negativo de la película en la que vivo. 



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